¿Espiritualidad practica?
No se trata de tener prácticas espirituales complejas, se trata de encuentra tu propio camino. No se trata de darle de comer a tu ego espiritual, se trata de vivir consciente el día a día.
Llevo desde hace unos dos años transformando muchas cosas en mi vida, se han caído tantas verdades bajo las que antes me regía, he tenido que replantearme una y otra vez cosas que antes parecían el único camino, la única forma de conectar, la única forma de vivir.
Tanto se ha transformado que crear nuevos cimientos también ha sido un camino de mucha reflexión y de mucha apertura, ahora estas son quizás mis verdades. Tal vez sean verdades por un tiempo, quizá unos años o tal vez toda la vida. No lo sé, pero algo que sí se es que me quiero permitir el cambio, que no quiero ser rígida, que amo que la vida me muestre y así mismo quiero permitirme fluir con todo aquello que llegue.
Durante muchos años de mi vida, lleve una vida demasiado entregada a la espiritualidad desde una rigidez muy visible, horas y horas de meditación, mantras, prácticas de compasión, cuestionamientos sobre el alma, estudios sobre diferentes corrientes asiáticas en el tema, pasaba alrededor de 4 horas de mi día activamente entregadas a prácticas espirituales, y no me mal entiendas no quiero decir que esto esté mal, para nada. Solo que atreves de estos cambios que han pasado, que todo lo que he vivido, he entendido que no hay nada como la espiritualidad que hoy llamaré “practica”.
Que no son necesarias horas de meditación, yoga, oración, mantras, para poder vivir una vida espiritual y mucho más consciente.
Después de durar año con esta rutina y luego de una separación que cambio drásticamente la forma en la que vivía, pude ver con mucha más claridad muchos aspectos de mí misma. Y hablo de esta claridad que viene a mí en este hermoso presente. Porque claro que apenas sucedió, yo estaba en una posición totalmente distinta, tenía que sumir las consecuencias de eso que yo había elegido, y esas consecuencias me daban pánico, una decisión que me tomo mucho tiempo afrontar, romper un patrón familiar de co-dependencia que no fue nada sencillo y ahí en toda esa oscuridad es que hoy pude encontrar la luz, no sin antes desconectarme de todo lo que antes me daba seguridad.
Esta historia merece ser contada y es que apenas sucedió todo, florecieron aspectos de mí, que no había visto antes, ¿cómo esperarías que una persona que hace todo esto tome una ruptura?, pues creo que todo lo contrario a lo que cualquiera pensaría, tu querida autora no se acobijo en mantras, oraciones y meditaciones.
La verdadera historia es que lo que yo necesite fue salir, estar con mis amigas, sacar muchas cosas que tenía adentro, volver a reconocerme como mujer, sensual, amante de la vida, guapa, llena de vida, mucho ejercicio, fiestas, pero sobre todo muchas risas, mucha diversión y muchas conversaciones profundas con todas las amigas que estuvieron allí en ese momento, conversaciones más terrenales, cosas más practicas, más básicas, sin nada tan trascendental y por supuesto mucha terapia, esa jamás se dejó de lado.
Sin extenderme en todo ese momento y esa diversión (luego ya dedicaremos un espacio para esto), la verdad es que deje toda práctica espiritual casi que en el olvido, tanto que en algún momento pensé que me había llegado a pelear con Dios (lo que yo entiendo como Dios), así que cuando volví a experimentar más cambios. Cuando ya volví a retomar la calma, no tenía mucha claridad sobre como volver a vivir desde un espacio consciente, integrando todo lo que acababa de vivir. No puedo negar que había una parte de mí que se juzgaba por vivir esa etapa tan llena de fuego, con tantas ganas de quemarlo todo, con tanto amor a todo lo terrenal y material.
Me ha tomado un año poder equilibrar todo lo vivido, y comenzar a entender que no quiero ser una “iluminada” y no tenía por qué serlo a pesar haber vivido una vida tan entregada a esa parte espiritual durante tanto tiempo, no quiero irme a meditar a El Himalaya, no quiero ser un ejemplo, ni pensar que mis creencias son las correctas.
Solo quiero poder vivir desde un lugar más consciente una vida terrenal, entender que la espiritualidad no requiere de horas y horas de práctica extensas y muy complejas, quizá solo requiere herramientas que quizá te faciliten escucharte con más claridad y una visión amorosa sobre lo que somos y como vivimos.
No necesitamos ser iluminados para “ser espirituales” (ojo con el ego espiritual), no requieres ser vegetarianos, ni meditar 1 hora al día, ni ser canalizadora, ni satanizar la fiesta o las conversaciones banales.
Estamos en un cuerpo físico, nuestra alma está en él, nuestro vehículo está en lo terrenal, así que porque buscar tanto allí afuera, si lo que más vale es como vivamos en este presente, en este espacio llamado vida. La conclusión, después de todo este viaje, es que la forma más práctica es la respuesta para integrar el alma con la materia, disfrutar desde lo terrenal para conectar con lo espiritual.
No tienes que hacértelo complicado, ni muy lleno de cosas excepcionales, hazte este camino por la vida fácil, al ego le encanta complicarlo todo, pero tú hazlo cada día más sencillo.
Agradece.
Intenciona tus días.
Atención plena en algo que hagas rutinario, lavarlos platos, tomar café, etc.
Sal a caminar.
Cuestiónate y cuestiona.
Escribe.
Escucha sin juzgar.
Ayuda sin pretender salvar.
Escucha tu cuerpo.
La espiritualidad es única para cada persona. No se trata de seguir reglas, sino de encontrar lo que resuene contigo y te haga sentir en paz y con propósito.
Hoy entiendo que necesitaba ese sacudón, para poder hacerme la vida realmente más ligera, para poder entender todo esto desde la practicidad, para volver a hacerme responsable de mí y hacerme cargo de muchos aspectos que no podía ver, que todas estas prácticas tapaban muy bien, porque claro que vivir desde estos lugares también pueden resultar en una escapatoria para no vernos.
Entendiendo que el verdadero aprendizaje está saliendo de la zona cómoda, reconociendo la sombra, no queriendo cubrirla.
Con amor, Dani.